viernes, 31 de julio de 2009

La noticia que much@s no esperaban: me caso mañana de incógnito con mi primo Miquel Russafa



Antes que nada una aclaración: Miquel y yo somos primos a la valenciana. Los padres de ambos son amigos de toda la vida y, por tanto, él se ha dirigido a los míos llamándoles tíos y, de igual manera, yo a los suyos. Hemos sido primos sin ser primos. Nuestro parentesco no es de sangre. Y esto es una putada, porque me hacía ilusión pedir la dispensa papal para la boda. Miquel me recordó que ambos apostatamos con motivo del sarao internacional que montó don Agustín García-Gasco y no me sugirió que fuera al arzobispado a consultar el problema. Con toda seguridad hubiera salido escaldado.

Miquel no quiere publicitar nuestra boda. Quiere que sea una ceremonia sencilla. Me puso como condición que sólo invitara a los más allegados. Me dio una cuartilla --no un folio o un dina4-- y me conminó a que escribiera los nombres de los invitados. No me dio tiempo ni para pensar y sólo pude recordar los nombres de los más íntimos: es decir, de los que nos han soportado durante estos últimos años. Ha sido una elección excelente. Si me hubiera dejado tiempo, habría organizado un bodorrio de los que hacen época, con orquesta de pachanga, striptis de tronío, películas para mayores con reparos y unas cuantas actividades que hubiesen supuesto nuestra ruina económica y física.

Debo decir que nuestros respectivos jefes no han alucinado cuando pedimos los quince días de permiso por la firma del contrato matrimonial. Los colegas del curro no sabían qué regalarnos, porque nos hemos negado a hacer una lista de bodas. Los míos, que son un poco más finos que los de Miquel, nos han regalado la estancia durante una semana en una casa rural. Todo un detallazo. Han buscado una que no tiene ni fax para que no pueda ni conectarme a internet. Nos envían donde cristo perdió el gorro. Los de Miquel, que tienen fantasías más sarracenas, nos han regalado un kit completo de complementos de sex-shop. Yo no me asusto por nada, pero me dio un nosequé cuando vi la gama de productos que cabía en un neceser de tamaño pequeño.

Así, pues, durante los próximos quince días, a pesar de los pesares, no podremos añadir nada a nuestros respectivos blogs. Es una putada. Ya me había acostumbrado a escribir estas notas diariamente. Pero tengo que disfrutar de esta luna de miel. Mañana nos casamos y desaparecemos del mapa. Espe y el molt honorable seguirán campando a sus anchas, escribamos o no.

jueves, 30 de julio de 2009

Espe for ever

Con tanto lío que hay en los tribunales superiores, casi nos habíamos olvidado del supuesto caso de espionaje de Espe. No soy el único que se la imagina como un personaje --de los malos,  muy malos-- de una película de James Bond. Con esa sonrisa, que esconde intenciones aviesas, y esos gestos de una elegancia esquiva es capaz de presentarse como un hada madrina en un mundo de corruptos. También es cierto que no tarda en enseñar ese rostro nada amable que caracteriza a las personas sedientas de poder. Ella siempre quiere más porque quiere controlarlo todo. Supongo que quiere eternizarse en ese cargo que el pueblo madrileño le dio, eliminando, dicho sea de paso, cualquier individuo que le pueda hacer sombra. El poder es el poder. Hoy estás tú, mañana podrá llegar alguien más joven, alguien con menos escrúpulos, etc.

Por mucha gracia que me haga Espe, hay que tener en cuenta un factor que, desgraciadamente, se ha repetido a lo largo de la historia. Para que una mujer llegue al poder, debe ser más mala que todos los hombres juntos. Su capacidad para intrigar, para vengarse en frío o para anular al enemigo debe ser superior a la de los hombres. Y esto debería hacernos reflexionar sobre lo que queremos. Pero lo cortés no quita lo valiente, Espe se ha pasado cien pueblos con la trama de espionaje. Hoy los ex-guardias civiles han desfilado por el juzgado y ella ha tirado balones fuera con esa gracia que Dios le ha dado.

Me da la impresión que Espe, si hubiese vivido en épocas históricas anteriores, sería una experta en administrar venenos o en usar armas blancas. La política ficción no es mi fuerte. Pero lo que sí puedo asegurar es que Espe es mala, malísima, y la maldad requiere de buenas dosis de inteligencia. Los malos burros son eso, más burros que malos. Espe los supera a todos. Por eso le tienen pánico. Ella se propone sus límites, no los negocia con nadie.

miércoles, 29 de julio de 2009

Ceses stand by

 
 
 
Reconozco que estos últimos días estoy muy ocupado. No he tenido tiempo ni para acabar el segundo volumen de Millenium. Miquel no dice nada en su blog, pero la semana que viene nos vamos juntos y ya veremos si tenemos tiempo de escribir. No voy a adelantar nada hasta el viernes. Miquel me lo ha prohibido y tengo que hacerle caso de vez en cuando. Él sabe que la cabra tira al monte y que soy un poco descerebrado cuando aprieta el calor. Así que he seguido sus consejos: he llegado a casa, me he quedado en pelota picada y me he tomado medio litro de horchata. Después me he duchado, me he afeitado, no me he puesto ninguna crema --no me hacen falta-- y he enchufado el ordenador. Miquel me adivina el pensamiento: me ha llamado para recordarme el pacto. Y, por ahora, me estoy reprimiendo como nunca en la vida lo había hecho. Pero voy a cambiar de tercio, no sea que me arrepienta y escriba lo que no debo.

He de reconocer que me enloquece el mando a distancia. De repente veo esto, al momento veo lo otro. Cuando empiezas a cambiar de canal de forma compulsiva, logras hacer una especie de collage televisivo que debe ser parecido a las alucinaciones que padecían los místicos. Hay un experimento que mola. Con el mando en ristre, y a la hora del telediario, empiezas a hacer zaping de manera indiscriminada. Debes ser consciente de una cosa: la cadena La libertad digital no está nada recomendada para incluirla en el experimento. Puedes acabar en urgencias. Pues bien, el collage que se logra es de tal magnitud que acabas por percibir que un hecho es y no es, según quien informe. Además, hay locutores que te parecen más casposos o más horteras que otros lo que implica mayor o menor grado de credibilidad. La única regla es acabar de escuchar la noticia antes de cambiar de canal.

Hoy me encuentro en un estado de transposición semejante. Me he enterado que hay ceses stand by, que es lo que hago con el mando a distancia cuando quiero apagar la televisión y no me apetece levantarme para desconectarla. Ahora los ceses son provisionales, a la espera de nuevas órdenes. Vamos, que estás en una especie de letargo que te indica que eres en potencia, porque no estás encendido, pero que puedes ser otra vez en un plis plas. Me da que a Mariano le gusta el mando a distancia. Si no quiere oír una cosa, cambia de canal, elimina el sonido o se pone el MP3 y escucha cualquier canción de su juventud. La realidad, con mando a distancia, es más fácil de gobernar. No sé, tendré que reflexionar más sobre el asunto.

martes, 28 de julio de 2009

Espe, no sigas por esos caminos, que te pierdes

Espe casi siempre está divina. A ella no se le caen los anillos por rogarle de rodillas a Luis Bárcenas que haga público todo lo que sabe, todo lo que sospecha. Ella es una señora como Dios manda, una gran dama de la escena, de aquellas que ya no quedan y que llenaban con su presencia los escenarios de todo el mundo. Espe sabe llevar un ramo de flores sin parecer una fallera, sabe hablar un perfecto inglés, sabe camelar a los votantes. En fin, es una reina.  No como nuestra alcaldesa, que no entiende eso de la frivolidad y que parece que te va a dar un bolsazo –que es un Louis Vuitton, of course-- a la que te descuides.

Me duele admitirlo, pero creo que Espe últimamente no está acertando el rumbo. Que llame a Zapatero sindicalista retrógrado piquetero, entra dentro de lo que se podía esperar, sobre todo porque rescata la palabra piquetero para calificar a un presidente que no quiere el despido libre. Incluso me parece acertado que use ese lenguaje. Espe se lo puede permitir. Pero es una señora y se ha disculpado en público: Zapatero se lo ha agradecido. En cambio, a la borde de Ana Botella –ese quiero y no puedo que confunde peras con manzanas--  le han preguntado hoy, después de las disculpas de Espe, si consideraba que Zapatero era un sindicalista retrógrado piquetero y  ha contestado que sí. ¡Qué le vamos a hacer! Ana Botella no tiene clase.

Pero lo que me ha dolido de verdad es la escena del tachín-tachán del himno español en el acto de homenaje a Contador, sobre todo porque parecía un payaso de los de la tele --de aquellos que nos preguntaban cómo están ustedes???--. Espe tú eres una señora y no puedes permitirte este tipo de numeritos. ¡Lo tuyo es la alta comedia! Es cierto que hoy me he tranquilizado cuando he visto el recibimiento que has hecho a Rubalcaba: has sido la anfitriona perfecta y, en ese caso, sí que se comprende que cantes el cumpleaños feliz.  Espe, por favor, no sigas por esos caminos, que te pierdes.

domingo, 26 de julio de 2009

¿Quién será, será?

Hay un rumor que corre por esos mundos de Dios que nos ha tenido en ascuas durante una semana. No sé cuánto tiene de verdad, pero ha circulado de boca en boca a la velocidad de la pólvora. Para muestra un botón. Suelo quedar a tomar una horchata con mi primo Miquel Russafa los miércoles por la tarde en el bar Mari Chen. En realidad, no se llama así, pero el establecimiento está regentado por una china --entrada en carnes-- que saluda a todo bicho viviente con la frase «hola mari». Los hombres que van allí nunca se han molestado: lo tiene lleno. Mari Chen es un espectáculo: los precios son baratos, el trato desigual y sus frases geniales. Desde que se aclaró que la crisis económica también nos afectaba a los de este lado del atlántico, no admite propinas: «no propinas, habel crisis». La querencia de mi primo Miquel por Mari Chen viene de lejos. Allí se encuentra con los amigos del barrio a eso de las siete de la tarde. Nunca se convoca, pero siempre alguien se acerca. Allí la radio macuto funciona a la perfección.

Pues bien, había quedado con Miquel y yo ya había escuchado el siguiente rumor. La revista Zero --de temática homosexual-- pretendía sacar en portada a un político pepero valenciano sin aclarar su sexo, con la intención evidente de sacarlo del armario. El rumor se adornaba con una gestión que habían llevado a cabo los políticos para dar al traste con esta iniciativa. Parece que, ante la inminencia de la publicación, el president Camps había llamado a Pepinho Blanco para que, a su vez, hablara con Cerolo, puesto que este último podía interrumpir la salida del número. El final es de sobra conocido: nos hemos quedado con la duda, lo que nos ha jodido sobremanera. A Miquel le había llegado el rumor por otros canales de información y reflejaba lo antes expuesto. Sin embargo, desconocíamos la persona escogida por Zero.

Ese día no aparecieron los habituales y estuvimos discutiendo sobre los posibles candidatos. En medio del fragor, cuando nos encontrábamos sopesando los pros y contras, llegó Mari Chen con un plato de olivas. «Discutil mucho por tontería. No sel Rita. Todo mundo sabel lo suyo. Camps y Costa sel mejores candidatos. Camps tenel mucho miedo. Costa sel un vividol». Mari Chen no se cortó un pelo. Dio un par de palmadas y el público se calló: «Maris, el bal va a hacel una porra. Apuesta cincuenta céntimos. ¿Quién es el político de la poltada de Zero?». Mari Chen se fue a la barra, borró la pizarra en la que anota las porras de los partidos de fútbol y pidió a su marido, que escribe con corrección el castellano, que anotara Zero. Las apuestas no se hicieron esperar. El cincuenta por ciento para Camps, el cuarenta para Rita y el diez restante para Costa.

Miquel me dijo ayer que la proporción no había variado, pero que el bote de la apuesta ya llegaba a los doscientos euros. En una semana se logran milagros.

La colecta para comprar un coche nuevo a Ricardito Costa en Face-book




Siempre había pensado que las suscripciones populares se iniciaban con el propósito de erigir un monumento a un prohombre de la ciudad. Los vecinos reconocían así su valía desprendiéndose individualmente de una cifra inexacta de dinero. Cada cual decidía el monto que pensaba entregar. Creo que es una costumbre que ha pasado a mejor vida. Ya se encarga Rita de colocar esculturas --o como quiera que se llamen-- en cualquier rotonda para que recordemos, horrorizados, su mal gusto.

El otro día mi amiga Marina me envió un mensaje para que me adhiriera a un grupo peculiar que se había montado en Face-book. Éste se basa en haber detectado la necesidad de comprar un coche nuevo a Ricardito Costa. Recordad que tuvo un accidente y que el coche acabó siniestro total. Menos mal que tenía todas las medidas de seguridad que debe tener un tanque. Con un utilitario --de esos que se gastan la mayoría de valencianos-- no lo hubiese contado. Y la verdad es que nos habría apenado, y mucho.

El grupo está preocupado porque el más pijo de entre todos los pijos no puede conducir un coche normal. Además sabemos que llega a final de mes con números rojos. ¿Cómo no vamos a demostrar un gesto de caridad ante una hecatombe de estas características? El caso Gürtel, sin las actuaciones estelares de Ricardito, se queda en nada. El rostro de Camps no provoca el mismo feeling que el de Costa, porque su mirada divina se mezcla con su dicción gangosa y genera un producto que no tiene ningún tipo de desperdicio.

Ya sabemos que esta iniciativa popular no ha nacido de la generosidad de los peperos. Ellos tendrán datos que nosotros desconocemos. Nosotros somos así: desprendidos ante una noble causa, desdeñosos ante quienes no aprecian la singularidad de las personas.

viernes, 24 de julio de 2009

Alejandro Font de Mora o la vanguardia educativa

Alejandro Font de Mora es uno de los consellers más carismáticos que tiene nuestro actual Consell. A lo largo de su trayectoria vital ha demostrado que es un hombre formado, culto y sensible. Para no extenderme demasiado, y para que nadie me acuse de adulador, explicaré dos anécdotas que retratan muy bien su altura intelectual. La primera sucedió en un colegio de primaria. Los profesores enseñaron a los alumnos el himno universitario --el Gaudeamus igitur-- para que lo interpretaran en un acto que presidía, en calidad de invitado de honor, Alejandro Font de Mora. Los alumnos entonaron el canto en latín y el conseller, una vez finalizado el concierto, les recriminó su falta de conocimientos en esa lengua. Su actitud no fue comprendida por el público --incluso alguno lo tachó de maleducado--, pero un conseller de Educación no puede inhibirse en momentos así porque es la autoridad educativa, la que debe dictar las normas que salvaguarden los conocimientos que deben transmitirse. Nadie supo valorar en su justa medida el mal trago que tuvo que pasar. Él se toma su cargo muy en serio. La segunda anécdota es un poco más frívola, pero no por ello menos sustanciosa. Un músico valenciano compuso un pasodoble para el molt honorable president, don Francisco Camps. Esta muestra de admiración tan pionera --los pasodobles se dedicaban a los toreros, las bellezas de la tierra, las tonadilleras o los héroes locales, no a los políticos-- produjo en nuestro president muestras de arrobamiento. Él entendía a la perfección que una dedicatoria así merecía un tratamiento especial, ya que el músico no se atrevió ni a pergeñar unos versitos que con toda seguridad hubieran afeado tan magnífico presente. Alejandro Font de Mora, quien en su juventud ganó un premio de poesía, salió al quite y se ofreció para componer una letra que reflejara la hondura personal e intelectual del molt honorable. Es un gesto que le honra, que demuestra una gallardía digna de encomio.

Estas anécdotas, aunque perfilan una personalidad a todas luces exquisita, no demuestran, ni de lejos, su rasgo más característico: su apuesta por la vanguardia educativa. Sus logros no los ha entendido nadie, ni siquiera los jueces que hoy han dictado sentencia. En Alejandro Font de Mora el experimentalismo pedagógico ha alcanzado cumbres más altas que la del Everest. Su decisión de imponer un método pionero en el mundo mundial para la enseñanza exclusiva de una asignatura no tiene parangón. Éste sí que es un acontecimiento planetario y no esa combinación astral entre Obama y Zapatero que comentaba una señorita hace unos pocos días. Ya sabemos que es costumbre en nuestra tierra ridiculizar al contrario, pero seamos justos. ¿A quién se le podía ocurrir la brillante idea de enseñar Educación para la ciudadanía en inglés y en castellano o valenciano al mismo tiempo? ¿Quién hubiese sido capaz de rizar el rizo y atreverse con la idea de implantar el chino mandarín como lengua optativa? Alejandro Font de Mora es un genio incomprendido.

La sentencia de hoy ha demostrado que la Justicia es un poder que aplica las leyes que han aprobado nuestros representantes en el Congreso de los Diputados. La Justicia no entiende de experimentaciones ni de veleidades. Al pan, pan y al vino, vino. Ya puede ganar el PP las elecciones por goleada: la ley es la ley y los políticos no se pueden permitir esos gestos de arrogancia que les caracterizan. Esa Sala del TSJCV no se ha andado con chinitas. El texto de la sentencia es demoledor. Es una pena.

Pero lo que más me duele es pensar que no volveremos a degustar la creatividad de los colectivos que se enfrentaron a Font de Mora, ya que la producción de carteles, camisetas, poemas de circunstancias o artículos que inundó la red produjo una promiscuidad de ideas altamente experimental. Calculo que el conseller se habrá retirado para meditar sobre su derrota, para lamerse las heridas en solitario. El molt honorable se encuentra transido y no es buena compañía en estos momentos. Su paisano Ricardito está ocupado en ver cómo soluciona los números rojos de final de mes. Hace mucho calor y lo mejor es tomarse una horchata, aunque estriña un poco.

jueves, 23 de julio de 2009

Sciascia y los autos del juez Flors


El caso Gürtel me ha despabilado por completo. Los políticos de nuestra tierra, salvo honrosas excepciones, no ejercen con el empeño que deberían. Los peperos ya me tenían casi dominado. Como mínimo aceptaba resignado mi suerte. Pero este caso judicial me ha devuelto a la vida, porque he podido comprobar que el loquerío anda suelto, muy suelto, por esos mundos de Dios. Es decir, mi recato no se corresponde con el descontrol que impera en mi ciudad. Fueron las palabras que dijo el president en el hemiciclo de Corts --la frase era «tengo unas ganas locas, locas de explicarme»-- las que vaticinaron el lío que se ha montado, sobre todo por dos razones básicas: en primer lugar, aun no sabiendo el calado real de toda la trama, esperábamos que la causa se concretara en unos cargos que implicaran el escarnio público, pues no podía ser que todo fuera tan exótico como nos lo pintaban; en segundo, de tanto repetir la misma cantinela --«yo siempre me pago los trajes»--, empezamos a pensar que había más de lo que se decía, demasiado que ocultar.

La verdad es que las explicaciones de los políticos peperos han pasado de defender la honorabilidad a considerar que los pecadillos son pecadillos y que son costumbre entre todos los humanos. Sin embargo, este sentido democrático de la naturaleza humana no es proporcional a los sueldos que recibimos, porque no es lo mismo que un parado atraque un banco --por mucha necesidad que tenga--, ya que las fuerzas de seguridad del Estado lo persiguen hasta que lo enchironan, que un político --que cobra de todos nosotros-- trinque unos trajes como pago de futuras adjudicaciones, ya que él recibe un sustancioso sueldo mensual que le permite vestirse de manera más que decente. Si todos cometemos pecadillos, los políticos deberían ser más generosos y repartirnos el sueldo.

Pero la cabra tira al monte y donde dije digo, digo Diego. No voy a entrar a discutir sobre si les sientan bien los trajes a Camps o a Ricardito. Les sientan de vicio. La caída de las telas lo dice todo. Esta discusión es estéril, porque están tan pizpiretos que merecen algún piropo brófego de la Huerta. El problema ha sido la defensa incondicional de la honorabilidad basándose en mentiras que han repetido hasta la saciedad.

Pero nuestra tierra también nos provee de cronistas cultos que intentan desentrañar la verdad de manera exacta. Cuando empecé a leer el auto del juez Flors me acordé de alguna de las crónicas de Leonardo Sciascia. Ante una realidad que se presenta con unos visos sospechosos de verosimilitud, el cronista coge la pluma y señala las contradicciones para dar la vuelta al relato hasta describir en un continuum la sucesión de unos hechos que tuvieron lugar en un espacio y tiempo determinados. Una cosa detrás de otra para demostrar las ingentes mentiras que se han vertido sobre todos los ciudadanos. Es una pena que el lenguaje de los jueces no permita alguna licencia literaria, algún giro que sirva de guiño para que, el lector no acostumbrado a una prosa tan parca, pueda saborear mejor las palabras. Del auto del juez Flors se deduce que los imputados mienten como cosacos, que son unos seres inmorales. Pero parece que estos conceptos no tienen ningún valor hoy en día. El juez no duda en afirmar que los delitos figuran en el Código Penal y que los magistrados son los encargados de velar por el cumplimiento de las leyes. Y esta no es una idea demodé --como decían los pijos--, es la esencia de nuestro sistema democrático. Me imaginé al juez Flors en aquella Sicilia que conoció Sciascia. Los paralelismos son evidentes, aunque aquí la mafia, en el sentido más italiano del término --es decir, con la violencia que desata--, no está arraigada. Ese lenguaje que utilizan en las conversaciones, que combina el pijerío con el hampa, debió descolocarle. Un molt honorable no debería expresarse con expresiones tan pueriles.

Al final todo parecerá literatura. El auto del juez apunta maneras de novela negra, de crónica siciliana. Me acordé de Sciascia y esto empieza a preocuparme.

Carta del AMPA del Colegio Público Joan XXIII de Catarroja a la Generalitat

Os copio la carta que me han enviado desde el AMPA del Colegio Público Joan XXIII de Catarroja a la Generalitat:

«Esta carta es nuestro último intento desesperado de conseguir lo que llevamos esperando, mejor dicho, ansiando, desde el año 2004 en que se nos dijo que se iba a reformar nuestro antiguo colegio, el JOAN XXIII de CATARROJA.

El curso 2008-2009 ha terminado y con él nuestras esperanzas de empezar el próximo curso en el nuevo colegio Joan XXIII, ya que representantes de la Conselleria de Educación que se personaron en los barracones que actualmente ocupa el centro, informaron a la dirección que no era seguro que las nuevas instalaciones estuvieran a punto el día 8 de septiembre, día del inicio del curso escolar 2009-2010, ya que podían surgir imprevistos (es una muy buena excusa cuando no se quiere responsabilizar a nadie de los retrasos y de la falta de planificación y de organización, echarle la culpa a los “imprevistos”)

Pero por muchos imprevistos que haya, ¿no cree que desde octubre de 2007 que empezaron las obras del pabellón de infantil, han tenido tiempo de acabar las obras, máxime cuando el pabellón de primaria se ha realizado a través “de un sistema de arquitectura mixta que introduce los módulos y procesos preindustriales ya que reduce los plazos de construcción y en SEIS MESES se construye un colegio nuevo totalmente equipado.” (Palabras dichas por el entonces Secretario autonómico de Educación Máximo Caturla, en el acto de presentación de la carpa de “CreaEscola”, en Valencia, el 15 de febrero de 2007).

En este caso sólo se trataba del pabellón de primaria y del gimnasio. Desde enero de 2009 hasta agosto de 2009 van 8 meses, aún les sobran 2 meses para imprevistos y una semana de septiembre para el traslado, hasta el día 8 que empiecen las clases.

Habíamos pensado enviarle un dossier con la historia de esta reivindicación, contada a través de todos los artículos que han aparecido en los distintos medios de comunicación, desde diciembre del 2006 y durante estos casi tres años, incluido un enlace a la página de You Tube por si no vió el reportaje del programa CAIGA QUIEN CAIGA, en el que el entonces Director General de Centros, SR. FELIP prometió ante las cámaras que tendríamos el cole para el curso 2008-2009.

No lo hemos hecho porque ya estamos cansad@s de hacer fotocopias y enviar cartas a Conselleria de Educación, a CIEGSA y al Ayuntamiento de Catarroja. Sólo le adjuntamos copia de una carta remitida al Sr. FONT DE MORA y de la que no obtuvimos respuesta (como siempre) así como de la nota de prensa que hicimos en su día a los medios sobre “las promesas incumplidas” y copia del diario de sesiones de las cortes del día 21 de febrero de 2007. Como puede ver, somos un AMPA que lucha y se mueve para que, tanto sus hijos, como los profesionales que se dedican a su educación, tengan por fin un colegio digno y en condiciones. (Somos 305 socios de un total de 326 familias en el colegio)


Y después de esta pequeña introducción, el AMPA del colegio público Joan XXIII, SOLICITA formalmente:


Que se tomen las medidas necesarias para que finalicen las obras del colegio público JOAN XXIII de CATARROJA en las próximas semanas y que el día 8 de septiembre empiecen las clases en las nuevas instalaciones, como nos prometió el pasado día 1 de septiembre de 2008, D. ALEJANDRO BAÑARES, Director General de Régimen Económico de la Conselleria de Educación, en una reunión mantenida en su despacho, junto a la directora del colegio y a la concejala de Educación del Ayuntamiento de Catarroja.

El que nuestr@s hij@s POR FIN dejen los barracones y vaya a unas instalaciones dignas y equipadas, ES UN GRAN EVENTO, más grande y más importante que unas carreras de Fórmula 1 y que unas regatas y, por supuesto, menos costoso en dinero y tiempo. La pregunta es, si ellos tuvieron sus instalaciones a tiempo, ¿por qué los niños y niñas del C.E.I.P JOAN XXIII de Catarroja no las va a tener?



Catarroja, 2 de julio de 2009»

miércoles, 22 de julio de 2009

Mi foto

Ayer me telefoneó mi amigo Rafa. Él sólo me llama para insultarme. Para decirme cosas bonitas, elige el correo electrónico. En honor a la verdad, recibo muchas más misivas que llamadas. Pero debo reconocer que me gusta reconocer su número en el móvil, porque cuando se cabrea, está mucho más guapo. Supuse cuál era el motivo. Durante la última cena en la que coincidimos --tenemos varios amigos comunes que organizan cenas multitudinarias (para mí cuatro personas son un exceso)--, me insinuó que debería cambiar la foto que he escogido para Face-book. «Lo tuyo no tiene nombre --dijo--. Tienen delito los que se ponen una foto de antes de ir a la mili o una con más retoques que la Pantoja, pero tú los superas: escoges la de un actor en su mejor época y te quedas tan pancho». No le contesté. No quería enzarzarme en una discusión inútil.

No voy a reproducir todo lo que me dijo por teléfono. Rafa defiende que la tradición oral --es decir, aquello que larga por esa boquita cuando le viene en gana-- es diferente a la escrita, porque sentarse delante de un espacio en blanco requiere concentración y serenidad. Escribes con la perversa intención de provocar como mínimo un par de lecturas. Una primera más rápida, para entender por donde van los tiros, y una segunda para comprender el alcance del escrito. Él me envía mensajes agradables. Pero yo soy diferente. Depende del día puedo ser encantador o una mala víbora, y Rafa recibe con deportividad aquello que le envío. Me ha confesado que, a veces, con leer la primera frase ya sabe que estoy guerrero y se espera a leerlo en un momento de tranquilidad. Es cierto que Rafa no me llama para insultarme por lo que le he enviado. Sus chorreos son más metafísicos.

La regañina acabo con una frase que siempre me ha encantado: «no seas cobarde y da la cara». Me entró la risa y le expliqué que el anonimato es uno de los grandes logros de internet. Puedes decir verdades como puños bajo un pseudónimo peculiar. Nadie te pide nada y, si lo hacen, actúas según te convenga. Tienes los lazos que tú deseas y puedes administrar tus compromisos. ¡Qué más quieres!

Esta mañana me han llegado cuatros solicitudes de amistad con fotos de chicos que no están nada mal. Las he aceptado y me he fijado en que todos han nacido el mismo día y año que Rafa. Esta vez le he llamado yo. Hay que cuidar un poco más la esquizofrenia.

Empecemos con los límites

Últimamente tenemos muchos frentes abiertos, demasiados quizá. Volvemos a leer los periódicos con ansiedad, porque las noticias auguran malos tiempos para aquellos que nos parecían invencibles. La espera se está volviendo difícil. Los atisbos de esperanza se desvanecen: el partido mayoritario en la oposición (PSPV) no logra encontrar una estrategia que nos ilusione. ¿Es más de lo mismo? Pues no.

En primer lugar, hemos pasado de despreciar al enemigo –los peperos—a reírnos a su costa –y no quería hacer un juego de palabras con el apellido del imputado--. Por mucho que quieran los puretas, esta salida no es nada frívola. No podemos olvidar ni las candorosas conversaciones entre Camps y El Bigotes ni las declaraciones de Ricardo Costa. Las primeras, no mataron de vergüenza a nuestro presidente. Las segundas, evidenciaron que el representante de los peperos es el más pijo de todos los pijos, lo cual tiene un mérito sorprendente. Este material ha provocado la carcajada del público en general. Ni que decir tiene que Rita también les va a la zaga.

En segundo lugar, hemos descubierto que los peperos que ahora padecemos no tienen ningún tipo de límites. Ellos son estupendos y se lo merecen todo. Lejos ha quedado la figura del político que delinque y que es consciente de ello. Por lo menos éste tiene la decencia de ponerse unos límites para no acabar en la prisión. Se autorregula porque sabe lo que quiere. Ahora todo ha cambiado: los políticos son monos, pizpiretos, se maquillan, van al tenis, inauguran lo que haga falta, visten unos trajes que les sientan que ni pintados. Los únicos límites que conocen son los de su ego desbocado; es decir, ninguno. Como dije, ellos son estupendos y se lo merecen todo.

En resumen, hemos aprendido dos cosas importantes: la primera, que nuestro enemigo puede caer en el ridículo más profundo, lo que no implica que pierdan las elecciones; la segunda, la falta de límites es un magnífico síntoma, porque nos vaticina, por un lado, más momentos de sentidas carcajadas y, por otro, la posibilidad de descubrir algún escándalo que logre conmocionar a otras personas. Me temo que nosotros ya estamos convencidos.
 
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