miércoles, 29 de julio de 2009

Ceses stand by

 
 
 
Reconozco que estos últimos días estoy muy ocupado. No he tenido tiempo ni para acabar el segundo volumen de Millenium. Miquel no dice nada en su blog, pero la semana que viene nos vamos juntos y ya veremos si tenemos tiempo de escribir. No voy a adelantar nada hasta el viernes. Miquel me lo ha prohibido y tengo que hacerle caso de vez en cuando. Él sabe que la cabra tira al monte y que soy un poco descerebrado cuando aprieta el calor. Así que he seguido sus consejos: he llegado a casa, me he quedado en pelota picada y me he tomado medio litro de horchata. Después me he duchado, me he afeitado, no me he puesto ninguna crema --no me hacen falta-- y he enchufado el ordenador. Miquel me adivina el pensamiento: me ha llamado para recordarme el pacto. Y, por ahora, me estoy reprimiendo como nunca en la vida lo había hecho. Pero voy a cambiar de tercio, no sea que me arrepienta y escriba lo que no debo.

He de reconocer que me enloquece el mando a distancia. De repente veo esto, al momento veo lo otro. Cuando empiezas a cambiar de canal de forma compulsiva, logras hacer una especie de collage televisivo que debe ser parecido a las alucinaciones que padecían los místicos. Hay un experimento que mola. Con el mando en ristre, y a la hora del telediario, empiezas a hacer zaping de manera indiscriminada. Debes ser consciente de una cosa: la cadena La libertad digital no está nada recomendada para incluirla en el experimento. Puedes acabar en urgencias. Pues bien, el collage que se logra es de tal magnitud que acabas por percibir que un hecho es y no es, según quien informe. Además, hay locutores que te parecen más casposos o más horteras que otros lo que implica mayor o menor grado de credibilidad. La única regla es acabar de escuchar la noticia antes de cambiar de canal.

Hoy me encuentro en un estado de transposición semejante. Me he enterado que hay ceses stand by, que es lo que hago con el mando a distancia cuando quiero apagar la televisión y no me apetece levantarme para desconectarla. Ahora los ceses son provisionales, a la espera de nuevas órdenes. Vamos, que estás en una especie de letargo que te indica que eres en potencia, porque no estás encendido, pero que puedes ser otra vez en un plis plas. Me da que a Mariano le gusta el mando a distancia. Si no quiere oír una cosa, cambia de canal, elimina el sonido o se pone el MP3 y escucha cualquier canción de su juventud. La realidad, con mando a distancia, es más fácil de gobernar. No sé, tendré que reflexionar más sobre el asunto.

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