viernes, 24 de julio de 2009

Alejandro Font de Mora o la vanguardia educativa

Alejandro Font de Mora es uno de los consellers más carismáticos que tiene nuestro actual Consell. A lo largo de su trayectoria vital ha demostrado que es un hombre formado, culto y sensible. Para no extenderme demasiado, y para que nadie me acuse de adulador, explicaré dos anécdotas que retratan muy bien su altura intelectual. La primera sucedió en un colegio de primaria. Los profesores enseñaron a los alumnos el himno universitario --el Gaudeamus igitur-- para que lo interpretaran en un acto que presidía, en calidad de invitado de honor, Alejandro Font de Mora. Los alumnos entonaron el canto en latín y el conseller, una vez finalizado el concierto, les recriminó su falta de conocimientos en esa lengua. Su actitud no fue comprendida por el público --incluso alguno lo tachó de maleducado--, pero un conseller de Educación no puede inhibirse en momentos así porque es la autoridad educativa, la que debe dictar las normas que salvaguarden los conocimientos que deben transmitirse. Nadie supo valorar en su justa medida el mal trago que tuvo que pasar. Él se toma su cargo muy en serio. La segunda anécdota es un poco más frívola, pero no por ello menos sustanciosa. Un músico valenciano compuso un pasodoble para el molt honorable president, don Francisco Camps. Esta muestra de admiración tan pionera --los pasodobles se dedicaban a los toreros, las bellezas de la tierra, las tonadilleras o los héroes locales, no a los políticos-- produjo en nuestro president muestras de arrobamiento. Él entendía a la perfección que una dedicatoria así merecía un tratamiento especial, ya que el músico no se atrevió ni a pergeñar unos versitos que con toda seguridad hubieran afeado tan magnífico presente. Alejandro Font de Mora, quien en su juventud ganó un premio de poesía, salió al quite y se ofreció para componer una letra que reflejara la hondura personal e intelectual del molt honorable. Es un gesto que le honra, que demuestra una gallardía digna de encomio.

Estas anécdotas, aunque perfilan una personalidad a todas luces exquisita, no demuestran, ni de lejos, su rasgo más característico: su apuesta por la vanguardia educativa. Sus logros no los ha entendido nadie, ni siquiera los jueces que hoy han dictado sentencia. En Alejandro Font de Mora el experimentalismo pedagógico ha alcanzado cumbres más altas que la del Everest. Su decisión de imponer un método pionero en el mundo mundial para la enseñanza exclusiva de una asignatura no tiene parangón. Éste sí que es un acontecimiento planetario y no esa combinación astral entre Obama y Zapatero que comentaba una señorita hace unos pocos días. Ya sabemos que es costumbre en nuestra tierra ridiculizar al contrario, pero seamos justos. ¿A quién se le podía ocurrir la brillante idea de enseñar Educación para la ciudadanía en inglés y en castellano o valenciano al mismo tiempo? ¿Quién hubiese sido capaz de rizar el rizo y atreverse con la idea de implantar el chino mandarín como lengua optativa? Alejandro Font de Mora es un genio incomprendido.

La sentencia de hoy ha demostrado que la Justicia es un poder que aplica las leyes que han aprobado nuestros representantes en el Congreso de los Diputados. La Justicia no entiende de experimentaciones ni de veleidades. Al pan, pan y al vino, vino. Ya puede ganar el PP las elecciones por goleada: la ley es la ley y los políticos no se pueden permitir esos gestos de arrogancia que les caracterizan. Esa Sala del TSJCV no se ha andado con chinitas. El texto de la sentencia es demoledor. Es una pena.

Pero lo que más me duele es pensar que no volveremos a degustar la creatividad de los colectivos que se enfrentaron a Font de Mora, ya que la producción de carteles, camisetas, poemas de circunstancias o artículos que inundó la red produjo una promiscuidad de ideas altamente experimental. Calculo que el conseller se habrá retirado para meditar sobre su derrota, para lamerse las heridas en solitario. El molt honorable se encuentra transido y no es buena compañía en estos momentos. Su paisano Ricardito está ocupado en ver cómo soluciona los números rojos de final de mes. Hace mucho calor y lo mejor es tomarse una horchata, aunque estriña un poco.

2 comentarios:

  1. Sólo con el ánimo de sugerir al Muy Ilustre Consejero de Educacíón, etc, ¿No estaría bien en la línea de fomentar el manejo de las lenguas, muchas, cuantas más mejor, que las clases de Religión, en cualquier nivel de nuestro sistema educativo, se impartieran en LATÍN?

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  2. Pues que quereis que os diga? a mi todo esto me produce una mezcla insana de hilaridad y espanto.........
    Estos personajes, todos ellos de buenas familias, bien educad@s, con valores bien asentados, bendecidos por la autoridad civil y sobre todo eclesiástica, guardianes, mayormente,de sus bolsillos y de esa moral reservada sólo para unos escogidos. Ellos y ellas nos van a seguir regalando con esa doble y triple moral (la que haga falta) y se van a seguir presentando como merecedores de una justicia sobrenatural si alguien(es) no lo remediamos.

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