domingo, 26 de julio de 2009

¿Quién será, será?

Hay un rumor que corre por esos mundos de Dios que nos ha tenido en ascuas durante una semana. No sé cuánto tiene de verdad, pero ha circulado de boca en boca a la velocidad de la pólvora. Para muestra un botón. Suelo quedar a tomar una horchata con mi primo Miquel Russafa los miércoles por la tarde en el bar Mari Chen. En realidad, no se llama así, pero el establecimiento está regentado por una china --entrada en carnes-- que saluda a todo bicho viviente con la frase «hola mari». Los hombres que van allí nunca se han molestado: lo tiene lleno. Mari Chen es un espectáculo: los precios son baratos, el trato desigual y sus frases geniales. Desde que se aclaró que la crisis económica también nos afectaba a los de este lado del atlántico, no admite propinas: «no propinas, habel crisis». La querencia de mi primo Miquel por Mari Chen viene de lejos. Allí se encuentra con los amigos del barrio a eso de las siete de la tarde. Nunca se convoca, pero siempre alguien se acerca. Allí la radio macuto funciona a la perfección.

Pues bien, había quedado con Miquel y yo ya había escuchado el siguiente rumor. La revista Zero --de temática homosexual-- pretendía sacar en portada a un político pepero valenciano sin aclarar su sexo, con la intención evidente de sacarlo del armario. El rumor se adornaba con una gestión que habían llevado a cabo los políticos para dar al traste con esta iniciativa. Parece que, ante la inminencia de la publicación, el president Camps había llamado a Pepinho Blanco para que, a su vez, hablara con Cerolo, puesto que este último podía interrumpir la salida del número. El final es de sobra conocido: nos hemos quedado con la duda, lo que nos ha jodido sobremanera. A Miquel le había llegado el rumor por otros canales de información y reflejaba lo antes expuesto. Sin embargo, desconocíamos la persona escogida por Zero.

Ese día no aparecieron los habituales y estuvimos discutiendo sobre los posibles candidatos. En medio del fragor, cuando nos encontrábamos sopesando los pros y contras, llegó Mari Chen con un plato de olivas. «Discutil mucho por tontería. No sel Rita. Todo mundo sabel lo suyo. Camps y Costa sel mejores candidatos. Camps tenel mucho miedo. Costa sel un vividol». Mari Chen no se cortó un pelo. Dio un par de palmadas y el público se calló: «Maris, el bal va a hacel una porra. Apuesta cincuenta céntimos. ¿Quién es el político de la poltada de Zero?». Mari Chen se fue a la barra, borró la pizarra en la que anota las porras de los partidos de fútbol y pidió a su marido, que escribe con corrección el castellano, que anotara Zero. Las apuestas no se hicieron esperar. El cincuenta por ciento para Camps, el cuarenta para Rita y el diez restante para Costa.

Miquel me dijo ayer que la proporción no había variado, pero que el bote de la apuesta ya llegaba a los doscientos euros. En una semana se logran milagros.

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